· La otra madre

Tras revelarse contra la primera madre inició su propio mundo, y cuando éste colapsaba creo a la otra madre. SU madre (irónico, porque es su creación, su hija). Era la madre perfecta por su método audiovisual de enseñanza de alcance masivo. La imagen correcta, las palabras precisas, la canción adecuada y bam: produce ideas que mueven al mundo. Su naturaleza masiva tiene tendencias globalizantes. Llegó en un punto en que las diferencias eran tantas como los problemas, pero marcó una solución universal: esta imagen, estas palabras, esta canción. Quizá muestre a personajes distintos en el cuadro, pero todos visualizan un futuro con esos tres elementos. Todos excepto los hijos bastardos, la marginalidad que expone como corregible, la resistencia a la igualdad. Aquellos que saben que la idea tras el gráfico y el audio es para el mundo ilusorio de la pantalla y que la realidad tiene otras formas. Tras el cristal se promueve la unidad (porque no hay distinciones en un mundo en el que todos buscan lo mismo); la realidad busca armonía (porque es el modo en que lo diferente es sin conflicto). Es del lado de la realidad resistente desorganizada, y no de la madre dictadora y los hijos consumidores de la ilusión, donde reside la esperanza, donde algo bueno puede crearse.

Cuando el mundo sea igualmente perfecto, la televisión habrá ganado.