Resultaba difícil creerlo, y por eso la pregunta se formulaba con facilidad: ¿esto es real? Y es que todo por lo que había trabajado arduamente durante los últimos 25 años, literalmente, se lo había llevado el viento.
Hoy se cumplen 10 años de sucedido el desastre. Ha recuperado todo: su casa, su trabajo, realiza sus actividades de antaño e incluso la experiencia le incitó a hacer cosas nuevas, tanto como puede. Alguien ajeno diría que nada pasó, que es el trabajo de una vida. Y no obstante, la pregunta persiste.