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2010-05-17

· Una [k]arta

Este trabajo es parte del potlatch para la clase de Géneros limítrofes. Se trata de hacer un regalo anónimo, alguien lo toma, y el siguiente regalo por hacer deberá contener cierto elemento del regalo tomado. Yo tomé un manual de supervivencia en caso de un apocalipsis zombi. :D Y decidí hacer esto:

Autor: un sobreviviente; supongo.
Dirección:
Fecha: después de los humanos.
Mi nombre es Güiner; lo era, al menos, el tiempo en que hubo quien lo nombrara. Exactamente no sé cuánto tiempo ha pasado desde que la era de los zombis desplazó a la del hombre. Unos años; pero el tiempo tampoco tiene mucho sentido desde entonces.
Me refugio al sur de la ciudad, entre las tierras áridas. Es un terreno bastante amplio, con un muro que lo protege, un fuerte desde el que vigilo, armas con que lo defiendo. La casa, de madera, es amplia. Hay un poso del que obtengo agua, y a una hora hacia el este hay un bosque en el que consigo alimentos. Así he logrado sobrevivir.
Al principio no me encontraba solo, me acompañaba mi esposa. Estaba embarazada.  La última ocasión que salimos por alimentos fue mordida por un zombi que nos sorprendió al salir de entre las ramas. Los dientes se prendieron justo en la parte superior de su seno derecho. Cuando logré separarlos, un pedazo de carne quedó en la boca del animal. Ella se desangraba.
La llevé de regreso al fuerte. Tuve que dispararle en el transcurso del camino. Creí que podría salvar al bebé, que tenía poco más de nueve meses. Cuando lo saqué del vientre respiraba. Al segundo día luego de haber nacido, el interior de su boca estaba totalmente formado. Lanzaba fuertes mordidas al aire, incluso devoró una mosca. Lo cargué para examinarlo y descubrí que no sólo las mordidas eran fuertes, sino todo su cuerpecito. Me tomó el bazo derecho e imprimió su mandíbula en mí. No fue una mordida total: sus dientes no atravesaron mi carne, tan sólo los hundió. Gemía y gruñía al tiempo que presionaba. El resto de su cara no mostraba esfuerzo: sus ojos no se apretaban, su frente no se fruncía. Ese rostro hierático me incomodó; hasta hoy, su recuerdo me incomoda.
Le disparé, incómodo también, en la sien.
Desde entonces (creo que ha pasado poco más de dos años) he visto solamente una vida humana. Fue un día mientras cortaba leña. El hombre había usado carne y sangre de zombi como camuflaje. Apestaba a demonios. Llegó hasta el muro y me lanzó piedras. Estando frente a él me dio un papel donde por escrito aseguraba su humanidad. Lo dejé pasar. No duró una semana.
Yo había tenido esta clase de delirios anteriormente, pero nunca con esa intensidad. Los animales se me antojaban vivos, incluso mi reflejo resultaba apetecible; por eso retiré todos los espejos. Supongo que la falta de carne humana hacía imposible concretar el deseo. Pero ahora un hombre vivía conmigo. Durante la tercera noche el delirio inició, y al poco se intensificó. Sudaba, me sentía forzudo. La boca me picaba y mis dientes se exponían con vehemencia. Respiraba gravemente, jadeante. Sentía los ojos más grandes, más redondos.
De alguna forma llegué al cuarto en que dormía mi huésped. Estaba sentado, en el mismo estado, mientras lo veía dormir. Maldita la gente que duerme semidesnuda, y maldito este delirio. Me así a la silla, tratando de contener el impulso que hizo zarandear mi cuerpo. El ruido despertó al durmiente, y un batazo me durmió a mí. Al día siguiente me encontraba en mi cama: la cabeza sangrada y un trapo semihúmedo en la herida. Pero la verdadera herida era estar solo de nuevo.
Luego de él no he visto a otro humano. Incluso mi humanidad es dudosa. El delirio sólo aparece en sueños, como efigie de aquella noche. Al igual que la mordida que lo sembró, es un delirio inconcluso. Soy incapaz de resolverlo solo.
Por eso escribí esta carta. Compartiré el fuerte, la comida, el agua, las armas. Comprobaré mi existencia. Será aclarada, eliminada… o serás mordido…


…Contáctame.


5 comentarios:

cristina! dijo...

Muy cool!!... aunque... mmm... bueno, ya sabes, dicen que lo que escribes habla mucho de ti... me refiero a que está explicito, ya sabes... ¿alguna vez te ha mordido un zombi? jajajaja


XD


sesosss

Un tipo dijo...

@Cristnaaa: hahaha. Me han mordido, pero no sé si eran zombis. Morderé tu comentario haha!

Clara Olivas dijo...

me hiciste estremecerme cuando el bebe mordió el brazo, y un poco afligirme cuando le disparó el sobreviviente en la sien. Una temática fuerte, pero a mi punto de vista, muy bien estructurada.
Felicidades amigo :D

Diana Ginkgo dijo...

Tengo una pregunta... en un sitio en donde no sabes dónde hay humanos a ¿dónde envías una carta?

Otra otra¡ ¿Entonces él es un medio zombie o solo se cree uno por lo de la locura? hmm, me dejaste con curiosidad :D

Un tipo dijo...

@Shay: :D

Bueno, no la envió. Creí que lo había escrito pero ya miré que no: las deja en los alrededores (fotocopia la original). xD

Y es locura (o no), desde la mordida inconclusa de su hijo. :)
Aunque su actitud fue claramente zombiezca xD

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