El doctor dijo “es niño” y el padre lo nombró Augusto XVI, por una larga predisposición de ellos. Cursó las primeras instituciones educativas que en aquel tiempo fueron las mejores. De carrera cursó astronomía, al igual que las generaciones familiares pasadas; como los Augusto I, II, III y todos sus antecesores, ganó un premio nobel. Para ese entonces ya se había emparejado con una mujer de clase, que había sido su mejor amiga desde niños y que desde luego sus padres aprobaban, pero al igual que su padre, su abuelo, su bisabuelo y todos los números precedentes, se casó con ella luego de divorciarse de la astronomía. Entonces tuvieron un varón: Augusto XVII; lo educó e inculcó el gusto por la física y astronomía en particular, y continuó el legado para cuando él había muerto. Lo enterraron, por cierto, en el cementerio familiar.
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Qué bueno —decía su esposa—, que todo eso le gustó, ¡qué bueno que me amaba! Y es que uno creería que nace siendo nada...
Edgar Hernández. Tecnología de
2 comentarios:
Me encantan las fotografías de tu blog. Y... sé que sonaré a la persona más ignorante del mundo (más porque estudio Letras Clásicas), pero ¿esto es un cuento? ¿Los Agustos ganaron nobeles? Waaah, me siento tan perdida... si me pudieras explicar mejor tu post me sentiría tan feliz.
Rescato la frase de hasta abajo "uno creería que nace siendo nada"... bueno... ya sabremos qué fuimos cuando muramos :)
Saludos
^Hahahaha
Descuide! Y sí, pasé mucho buscando una foto para la entrada, pero valió la pena, no? <3
Y sí, es un cuento, no se preocupe.
Y le "atinó". De hecho, la frase que resalta fue la idea inicial, pero no la quería decir así nada más, e inventé el pretexto (el cuento).
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