· Insaciable

¿Cuántas imágenes tendré que ver para admirar alguna? ¿Cuántos sonidos debo escuchar para hasta componer la melodía? ¿Cuántos objetos, cuántos cuerpos, cuántas esencias tocaré antes de acariciar la intimidad? ¿Cuántos olores deberán captar mis sentidos para advertirme del perfume? ¿Cuántos sabores conoceré a fin de catar la dulzura que habrá de satisfacerme.

  ¿Cuántas veces he de amar para sentirme apreciado, para enamorarte hasta que el horizonte me limite? ¿Cuántos sucesos he de presenciar o actos cometer para sentirme vivido? ¿Tendré que morir para ello? ¿Cuántas cosas crearé hasta complacer el más mínimo de los placeres, si consabido es que uno nuevo habrá de revelarse? ¿Cuánto debo cuestionar y a cuánto debo responder? 

  ¿Cuánta agua habré de ingerir para saciar mi sed finalmente? ¿Cuánto he de comer para culminar el perpetuo apetito? ¿Cuántas veces habré de asearme para erradicar lo inmundo? ¿Es posible hacerlo? ¿Existe siquiera? ¿Existe su contrario? ¿Cuántos lugares conoceré antes de permanecer a uno? ¿Cuántas veces me vestiré antes de exponerme desnudo ante el mundo? ¿Cuánto he de recorrer para voltear atrás, para mirar hacia delante u observar el presente? 

  ¿Cuántos sueños tendré? ¿Cuántos serán recordados o concluidos? ¿Cuánto he de creer para realizar? ¿Cuán alto he de gritar? ¿Cuánto ha de viajar el sonido emitido antes de ser escuchado? ¿Cuántos movimientos convertiré en danza? ¿Cuántas veces despertaré antes de dormir eternamente? 

  Siempre tan ambicioso e insaciable, tan humano, tan monstruoso. Un ser ciego, inventivo y destructor, de sentimientos insensibles. El contraste en definición, la antítesis entre pensamientos y acciones, entre palabras y sensaciones. Tan complejo y tan simple. Misterioso, y al mismo tiempo, predecible. Mortal trascendente, la arena del tiempo, el fuego del sol. La pluralidad resumida en una palabra, una palabra que, a su vez, es imposible ser descrita satisfactoriamente.