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2009-07-05

· Birote, jamón, y un poco de mayonesa

Todo se inició aquel día. El satélite que transmitía la ruta de un grupo selecto de moscas de sudáfrica se encontraba a 1000 kilómetros de distancia de la luna y a tan solo 800 000 000 de kilómetros de la Tierra. En otro lugar, la jefa de una panadería de rango internacional llegó a tarde al trabajo por una hora, lo cual era inusual, y su única explicación fue que se había desvelado mirando un documental en el canal Animal Planet, acerca del reciente lanzamiento de un satélite que sería capaz de identificar la ruta migratoria de las moscas de sudáfrica, lo cual la había emocionado mucho; pero provocó lo que ya sabemos. Debido a su retraso, una mercancía con destino al Florido salió tarde (necesitaban su firma) y llegó impuntual a cada uno de los comercios. En consecuencia, un grupo de personas retrasaron su ida a la playa por una hora: no van sin birotes y la mercancía no había llegado. Así comienza la historia de Rayo.
Rayo es un niño problemático, la pesadilla de toda madre que quiere un hijo disciplinado. Era tan desobediente que su familia planeaba deshacerse de él, por el bien de todos. En su plan no veían un delito, sino una forma de hacer el bien. El estratagema era meticuloso: irían a la playa como acostumbraban a hacerlo: con una porción imprescindible de birotes. Todos comerían uno, y después hablarían de lo malo que es introducirse al agua después de haber almorzado. Rayo, como siempre, ignoraría las advertencias y se bañaría entre las olas de la playa. Entonces le daría un calambre y moriría ahogado. Nadie sería culpado. Sin embargo, hubo sorpresas.
La energía del satélite ya mencionado provocaría que la luna aumentara el nivel del agua del mar. Así, cuando Rayo se estaba bañándose, haciendo afán de su estado de salud, le dio un calambre. El agua se extendió hasta donde comían las gaviotas, y éstas, al ver como su comida era arrastrada por las pequeñas olas, volaron. Una de las aves que no había conseguido alimento para sus cuatro crías, vio en el pequeño que se estaba ahogando un posible manjar, así que lo cogió con sus patas y lo llevó al nido que se encontraba en lo alto de la cordillera de la playa. Lo colocó para que las gaviotas uno, dos, tres y cuatro pudieran disfrutarlo. Antes de la primera mordida, el golpe de una gran ola azotó la cordillera, ocasionando que un pequeño temblor derribara el nido hacia el agua. Rayo descendió y cayó al mar, cerca de una foca que se alejaba de ahí, no por susto, si no porque se aproximaba un tiburón blanco. El feroz animal se tragó a al pequeño sin necesidad de masticarlo, y camino a las profundidades, una ballena se tragó al tiburón. En el vacío de la ballena, a falta de agua, el tiburón vomitó a Rayo. A las 16 horas, la ballena defecó lo que no servía, entre tanto, al niño en cuestión. Fue justo en la corriente Mayonesa del Pacífico, a través de la cual, Rayo viajó hasta llegar a una ínsula, de aspecto desértico al inicio, pero que al adentrarse era más perecido a una jungla.
Cuando Rayo llegó a la isla, estaba inconsciente. Mientras despertaba, el satélite anteriormente mencionado había marcado que las moscas viajan a un lago cerca de Cabo Oriental, donde se aparean. En ese sitio, las palomas de la región emigran a Yucatán, y más del 30% son capturadas ilegalmente para venderse a los turistas en la frontera norte de México. En la playa donde aquel grupo de personas se divertía sin Rayo, un comerciante les mostró un hermoso ejemplar de paloma. No compraron; ni siquiera prestaron atención, ocultaban el hecho de que hace un momento tiraron todas las pertenencias de Rayo al mar. Muchas de ellas caerían al fondo como objetos invaluables durante la eternidad. Pero no aquella raqueta, con una “W” en la red, y que había llegado, junto con otros objetos, a la corriente Mayonesa del Pacífico. Sólo la raqueta llegó a donde Rayo, dándole con el mango en la oreja, y despertándolo del su estado. Así, vivió desamparado en aquel lugar durante 70 años, solo, a excepción de su único amigo, Eme, como nombró a la raqueta con la uve doble y la cual pensó era una eme.
Durante esos setenta años, cosas sorprendentes pasaron en el mundo civilizado. En Guatemala, un auto chocó con un poste porque el conductor iba medio dormido, a causa de haberse desvelado mirando la transmisión número 35 de aquel satélite; una viejita que presenció el accidente de cerca salió corriendo y a tres cuadras chocó con una anciana físicamente demasiado similar, que estaba a punto de ser secuestrada. Amabas cayeron al suelo, y cuando los secuestradores llegaron, tomaron a la mujer equivocada. Cuando se dieron cuenta ya estaban en la ciudad de México, donde la tiraron. Ahí, un grupo de ecologistas se apiadó de la mujer. Ésta, vivió cómodamente su vida ecológica, y como buena científica, creó un dispositivo que le permitía al hombre comunicarse con la naturaleza. 5 años después, con ese invento ganó que se declararan los derechos de la naturaleza, entre tantos, los animales podían estudiar y tener empleos humanos y demás.
Durante todo ese lapso de tiempo, la familia de Rayo –y todos quienes lo conocían– no podían vivir totalmente tranquilos. La incertidumbre sobre si el engendro había muerto o no, les impedía disfrutar su existencia. Así, 18 años después de haber efectuado su plan, ofrecieron una gran recompensa monetaria a quien lo encontrara y trajera vivo, para que, de esa forma, pudieran ellos deshacerse de él. Chicharrín, una mascota de la familia, que con la invención de la anciana había estudiado en las fuerzas aéreas, era piloto de la línea Volaris. Este perro era de color blanco y negro, pero quería saber si era blanco con manchas negras o negro con manchas blancas. Para descubrirlo, debía realizarse un estudio carísimo, así que decidió buscar a Rayo para cobrar la recompensa. Creó la imagen del extraviado digitalmente, haciendo aproximados de su apariencia después de tantos años.
Inesperadamente, Chicharrín dio con Rayo. Varios témpanos de hielo del polo norte se derritieron en un tiempo demasiado corto, debido a que un rayo de sol atravesó los cristales del satélite que transmitía información sobre las moscas de sudáfrica. Así, a miles de kilómetros de distancia, el 20% de Sudáfrica se inundó con aguas frías. El acontecimiento fue transmitido por todos los canales de televisión, y después interrumpido por un anuncio: piloto canino color blanco y negro pierde el control de la nave y cae en una isla. Según los estudios, el perro había tenido un problema de identidad. Lo que sucedió fue que Chicharrín había imaginado encontrar a Rayo, y el hecho de poder pagar su estudio lo emocionaba mucho, pero el desconocer su color lo traumaba porque no quería ser mestiza como Acela (hermana de Rayo). Cuando cobró conciencia, ya estaba en la isla. A pesar de que no hubo muerto alguno, esto sería un tema de interés, “¿podemos o no confiarle a los animales tareas humanas?”, el trabajo de la anciana se veía amenazado.
Chicharrín había recorrido la isla en busca de ayuda, pero lo único que encontró fue a un salvaje que hablaba con una raqueta. Era Rayo. Chicharrín reconoció la raqueta con la que lo hacían escarmentar de pequeño y se dio cuenta de que el accidente aéreo había sido su fortuna. Sobre sí, montó a Rayo y regresó con los pasajeros. Cuando los rescatistas llegaron, todos pudieron volver. Chicharrín llevó a Rayo con su familia, cobró su recompensa y se encaminó a realizarse el carísimo estudio. El extraviado estaba feliz de haber vuelto, y su familia lista para exterminarlo.
Fueron a la playa de nuevo, en honor al regreso de Rayo. Pensaron en el mismo plan por obvias razones. Allí estaban todos divirtiéndose y a punto de comer el clásico birote con jamón y mayonesa. Cuando Rayo tomó su parte recordó, y se percató del objetivo de su familia, de que él era la víctima. Les siguió la corriente; pero no se comió el pan, se lo dio a Paloma (la otra mascota, que no es una paloma sino una perra). Entonces, cuando todos le advirtieron del riesgo de meterse a la playa al poco tiempo de haber comido, este los ignoró y se introdujo al mar. Todos creían que el plan marchaba como debía pero no era así.
Rayo se metió a nadar para no volver. Su plan era nadar hasta la corriente Mayonesa para regresar a la isla, donde estaba a salvo. Ni él ni su familia esperaban lo que sucedería. Al sur de África, las ranas de los pantanos habían cambiado de hábitat debido a que su ecosistema se inundó de aguas demasiado frías para ellas. En consecuencia, vivían en terrenos al aire libre, y su único alimento eran las moscas de sudáfrica. Al poco tiempo, estas se extinguieron, y el satélite que las observaba pasó a ser un elemento más de basura espacial. Para este entonces, el satélite alcanzó 1001 kilómetros de distancia de la luna y 799 999 999 kilómetros de la Tierra, en ese punto, la gravedad se pierde para siempre. Así, el satélite descendió. Cuando Rayo iba nadando, el satélite cayó a su alrededor. Rayó quedó justo en el centro, en un orificio circular lleno de cables. Se enredó y no pudo safarse, cayendo al fondo del mar y muriendo ahogado.
Eme vivió solitario; Chicharrín resultó ser mestizo y acabó suicidándose; la familia de Rayo siguió con la incertidumbre, y poco a poco desconfiaban de sí mismos, de modo que confesaron a las autoridades y fueron encarcelados; la viejita murió cuando un birote con jamón y mayonesa se le atoró en la garganta y se asfixió. Por otro lado, los rayos del sol ya no travesaban el satélite, así que en el polo norte se formaron témpanos de hielo normalmente, y el nivel de agua de Sudáfrica volvió a ser el de antes. Milagrosamente, huevesillos de moscas de sudáfrica que permanecieron congelados en las aguas frías, vivieron al entrar en calor. Las moscas volvieron y las ranas regresaron a su hábitat de antaño. Todo seguía su curso.



2 comentarios:

eL pOdEr dE MiS pALaBrAs dijo...

hola
si no fueras de por aya diria que te conozco. la forma como escribes y dejas coments me hace acoradr de alguien que me olvido hace mucho y yo igualmente; pero hoy vuelvo a recordarlo por tu forma de escribir,,,sencillamente espectacular y no por ke te parezcas a alguien es por ke tienes algo peculiar y muy especial.
esta muy vacano tu entrada...

Carla dijo...

Qué raro ! y ... me encanta!!! Es muy divertida tu historia nunca lei algo así y realmente me ha parecido muy original tu forma de narrar y contra todo aquello.
No se cómo lo has hecho , pero si quisiera yo escribir algo así , se me haría un lio y nunca terminaría( tampoco sabría por dónde empezar xD ) Todas las cosas que ocurrieron , por culpa de Rayo y el Satélite ,uff me dejas sin decir
Gracias por pasar por mi blog
Te sigo!
Y me gustaría volver a leer pronto otra de tus historias

=)

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Edgar Hernández. Tecnología de Blogger.