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2009-09-18

· Somnoliento

Como persona, dormir es una de mis actividades favoritas. Como estudiante, creo que a todos nos da algo de sueño, sobre todo con algunos profesores. Para la desgracia de los sujetos como yo, el sistema tiene lindos horarios MUY matutinos. Sólo desearía que iniciaran un poco más tarde. Sé que igual tendría sueño, pero podría estar más consciente y evitar la frecuencia con que me problematizo al igual que hoy.
Semi-desperté. Eran las 4:20 y tomé los clásicos 5 minutos de más, que algunas veces se sienten de maravilla y un poco más extensos, y hasta se transforman, sin querer, en 35 minutos. Así que me levanté de la cama a las 4:55, de un brinco y con los ojos cerrados, y créanlo, intenté abrirlos. Gracias rutina, por ti he aprendido a hacer los preparativos sin consciencia alguna. Por eso cuando mi lado cuerdo despierta he terminado de bañarme, cambiarme y desayunar, y de ello sólo hay vagas imágenes.
Pero mi lado cuerdo que recién ha despertado es de menor nivel que mi lado que aún está en los 5 minutos más. Estoy consciente pero inconsciente. Estaba así cuando preparaba la mochila y al ver las llaves me dije en mi mente a mí mismo: no se te vayan a olvidar las llaves –las guardo en la bolsa copete de mi mochila, junto a libros, boletines, basura y otras cosas–. Terminé todo y mi cuerpo salió de casa, cuando mi espíritu apenas giraba de lado sobre la cama.
De pronto, mi lado consciente toca mi frente como si de una puerta se tratara y a voz de madre me dice: hey, estupidín, olvidaste las llaves. ¡Por el país de nunca jamás! ¿Por qué? ¿Por qué mi consciencia me habla cuando estoy tomando el transporte? Como si fuera a caminar de regreso a casa por unas llaves que cuelgan de un llavero con forma de sandalia y que en la parte del talón tiene inscrito rivera maya. ¿Y dónde está la rivera maya?
Maldición. Si mi espíritu pudiera dejar la cama y traer mis llaves.
Como siempre, me despreocupé y en su lugar hice mi plan: a las 9:00, cuando termine la primer clase, llamaré a mi madre y le diré que deje las llaves en casa de mi hermano. Cuando llegué a la escuela, motivado por tener solución a mi descuido, bam, me entero de que la primer clase será en el audiovisual. Ahí es como la cámara de los sueños: en silencio, con las luces apagadas, una película y el dormir incompleto de esta mañana. Para cuando la clase terminó yo tenía sueño de nuevo, y mi plan quedó olvidado en alguno de los asientos del audiovisual. Sagrado plan que no pudo ser recordado sino hasta al bajar del transporte de regreso a casa, cuando ya tenía más sueño. (No llamé a mi madre –pensé con resignación.)
Caminaba pensando positivamente: quizá mi observadora madre se percató de que dejé las llaves y se le ocurrió dejarlas en casa de mi hermano; o puso un papel para que el pasador de la puerta de enfrente pata que no cerrara y yo pudiera entrar; o dejó la puerta trasera abierta. (Exagerando, pero sólo por aumentar mi optimismo, pensé en que quizá no fue a trabajar, lo que significaría perder parte de su salario por evitar que su hijo se las ingenie para entrar. Ha.) ¡Por la rivera maya! La casa de mi hermano está sola.
Llegué a mi casa, me fijé en la mochila sólo para confirmar que en verdad no guardé las llaves, y no estaban. Con los ojos apretados por esperanza jalé la puerta y como no se abrió concluí que estaba cerrada (¡genio!). Demonios –pensé mientras miré la puerta abierta de la casa deshabitada de al lado. Entré a ella y crucé hasta la parte trasera, contigua a la parte trasera de mi casa. Y con la ilusión de que la puerta de atrás estuviera abierta, y con la mirada de los vecinos que me veían con interés –porque soy nuevo en esta privada–, hago una serie de acrobacias para cruzar al otro lado, a mi casa.
Ya en mi territorio, intento abrir la puerta pero estaba cerrada. Traía un grande y lindo clip verde que había encontrado hace unos días e intenté abrir la puerta a la old style, y lo único que logré fue destrozarlo. Tiraba de la palanca pero la puerta no abría. Volteé a la ventana y recordé como en mi casa anterior podía quitar el mosquitero y meterme, pero esta casa tiene protecciones de metal. No obstante, parece que puedo caber por la esquina, de modo que quité el mosquitero y traté pero no, no pude. Aquí es cuando se piensa: maldita nueva casa bonita con protecciones de metal.
Claro que yo seguiría intentando. Regresé a la puerta y persistí con el clip criminal. Tiré de la palanca y la puerta se abrió. Ha. Tanto que me reía de mi madre porque no puede abrir esa puerta ya que la palanca algunas veces se traba, y ahora me pasó a mí. Abrí esa puerta (que es también de protección) pero la otra estaba cerrada, así que yo seguía afuera, con ganas ya de entablar una plática con la basura que saqué días atrás y ahora me miraba con burla.
Volví a la ventana y quité los cortineros. Tomé uno y empecé al golpear el seguro giratorio de la puerta. Era un gran esfuerzo, mi brazo y el cortinero dentro de la casa y el resto de mí por fuera. Afortunadamente valió la pena, porque conseguí abrir la puerta. Por fin podría entrar a casa para dormir un poco antes de ir por mis sobrinos a la escuela. Entré y acomodé los cortineros y el mosquitero. Ya todo había pasado.
En la noche, cuando mi madre regresó de trabajar y le conté mi travesía, ella sólo se preocupó por su mosquitero. Aunque tenía razones, puesto que en la casa anterior yo doblé sus mosquiteros de tanto entrar por ahí, y por los espacios las moscas se metían a la casa y ella odia las moscas. Lo único que yo quería era que, al menos, se riera. Terminó advirtiéndome que encontrara mis llaves porque ella no prestaría las suyas. Así que las busqué y… ¡por todos los santos mosquiteros doblados del mundo!, estaban en mi mochila desde el inicio.
Y desde luego, me brinqué la parte del coraje a la parte en que me río de mí mismo. Y aún no sé cómo mi memoria a corto plazo no pudo retener la información que decía que el estudiante somnoliento guardó sus llaves, y mucho menos sé cómo es que no las miré cuando revisé al llegar a casa. Y blah blah blah. Sólo he de dormir de nuevo, para que a la siguiente mañana las posibilidades subsistan.

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Rivera Maya: zona turística situada a los largo del Mar Caribe, México. Lugar sagrado donde despierta la luz del cielo y reposan tranquilas las aguas del mar Caribe; elegida por los dioses para el disfrute del hombre; paraíso eterno de plantas, flores y animales; observada desde arriba por los cuerpos celestiales; obsequiada por el sol su calidez y por la luna los más románticos momentos.


3 comentarios:

Camaleona dijo...

Vaya aventura... de todas formas ¿te levantas a las 4.20h de la madrugada para ir a clase? si es así, tienes todo mi más absoluto y sincero respeto...
En la universidad sólo empecé a funcionar el año que tomé la decisión de coger turno de tarde. Iba a clase por la tarde, estudiaba toda la noche y dormía durante el día. Soy noctámbula por naturaleza. Pero esa etapa feliz se acabó en cuanto empecé a trabajar, que tengo que despertarme a las 7.00 y para mí eso es un suplicio.

Unknown dijo...

hahahahaha tu aventura...

me kede asi de ¿qe no las habia guardado? hahahaha

yo tmbn me tengo qe levantar a esa hr.. y tmbn me levanto a las 4:55.. pero para ir al tranajo (entro a las 7 bendito horario de las preparatorias) y ya a las 4 entro a la uni... creo q ya estoi akostumbrada a dormir 4 horas jejeje

INSPIRACIÓN dijo...

Quería agradecerte, siempre leo tus comentarios, y me inspira saber que me lees. Besos.

Adela

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